Acerca de ser el indicado...

Realmente este es un tema que me quema a veces la cabeza.
Ya sea en cuestiones del amor, del trabajo, de la vida en sí, ser el indicado acarrea muchos misterios.
Alguien podrá argüir que ser el indicado para algo es una cuestión de preparación, es consagrar la vida - A veces concientemente y a veces inconcientemente - para preparar nuestro ser ante tal o cual acontecimiento. Esto puede ir desde una situación muy burda, como comer una tostada con queso crema a la mañana o encontrar el amor de nuestras vidas.
Pero algo que me taladra a veces es ver casos en los cuales cierto lugar a ocupar (porque de esto se trata el mérito, de ocupar un lugar) no es ocupado según mi (o tu o nuestro) punto de vista por el que ha sido elegido.

¿Qué nos da los indicios?

Bueno, cosas como el entorno que rodea, las exigencias previas, los méritos de esa persona no indicada.
Particularmente esto se da cuando uno ve que su lugar en algo (o su hipotetico lugar, donde uno debería haber estado) es ocupado por alguien el cual no solo despreciamos por estar ahi, sino que ya despreciabamos de antes y no dabamos 5 centavos por que estuviera ahi.
En el ambito laboral esto suele ser explicado debido a "contactos"
- El muchacho es el hijo del jefe.
- Es amigo de un gerente.
Y cosas asi. y pasan, claro.

En el amor es aún mas corrosivo.

¿Qué hay peor que ver que la persona que se considera que con uno seria FELIZ, solo gana disgustos con algun perejil de turno?

No, no es que no se lo hayamos hecho saber, o que nunca hubieramos mostrado intenciones.
A veces pasa ( aunque otras si somos tímidos y no nos mostramos, y eso es un grave error) que a pesar de exhibir credenciales, avaladas por innumerables sentimientos, dichos, cosas en común, con la otra persona, cuando uno quiere poner en claro y decir "ok, estemos juntos, seamos felices" simplemente ella (o el) elige a otro. Y peor, vemos que ese otro es un cualunque, o quizas no sea tan cualunque, pero solo se empeña en lastimarla.
Por mi parte muchas veces sentí que se me exigian las peores pruebas, y una vez superadas, ví con mucha verguenza que solo eran imposibles puestos para no darnos bola.